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Con una gran asistencia de la comunidad, se vivió el Encuentro de Payadores “Canto a lo divino y a lo Humano”, una tradición cultural que nos conecta profundamente con nuestras raíces. El evento, realizado en la parroquia nuestra señora del Carmen y en el Gimnasio Municipal, contó con la presencia del alcalde de la comuna, don Juan Carlos Ramírez, y los concejales Patricio Toro, Daniel Pasten y Rodrigo Jara, quienes acompañaron a los asistentes en una noche dedicada al arte de la paya y la improvisación.
La paya, expresión cultural latinoamericana basada en la improvisación poética y musical, tiene sus raíces en antiguas tradiciones de varios continentes, con un antecedente directo en las tensiones provenzales de Francia. En Chile, forma parte del llamado Canto a lo Poeta, junto al Canto a lo Divino y el Canto a lo Humano. Este patrimonio vivo está actualmente en proceso de ser postulado por el Estado de Chile ante la UNESCO para su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad. Desde 2016, la paya chilena es reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial del MERCOSUR, gracias a la labor de la Asociación Gremial Nacional de Trabajadores de la Poesía Popular, Poetas y Payadores de Chile (AGENPOCH).
Cabe destacar que en Chile se celebra oficialmente el Día Nacional del Payador cada 30 de julio, establecido en 2017 durante la presidencia de Michelle Bachelet, fecha que coincide con la legalización de la personalidad jurídica de AGENPOCH, ocurrida precisamente en Portezuelo el 30 de julio de 1992.
La historia de la paya en Chile tiene hitos fundamentales como Bernardino Guajardo y Rosa Araneda, esta última conocida por su mirada crítica hacia las injusticias sociales. Un momento legendario fue el duelo entre el Mulato Taguada y don Javier de la Rosa en 1830, considerado por muchos como el hito fundacional de la paya chilena.
En Portezuelo, esta tradición encontró un guardián en el padre Ricardo Sammon, quien desde la Parroquia Nuestra Señora del Carmen impulsó y protegió el canto a lo divino, la paya y la poesía popular, vinculándolos con la devoción a la Virgen campesina, figura identitaria del valle.
El encuentro fue inaugurado por la cantautora Marisole Valenzuela, seguida de un documental que repasó los primeros encuentros en la comuna. Luego, los payadores Joselyn Muñoz, Fernando Yáñez, Manuel Sánchez, Moisés Chaparro, Juan Godoy y Héctor Ojeda desplegaron su talento con décimas improvisadas, relances, pie forzado, personificación y contrapunto, llenando de emoción el recinto.
En un sentido intermedio, se rindió homenaje a dos mujeres portadoras de tradición: Nolfa del Carmen Marín Varela, guitarrista, artesana en telar, bordadora y cantautora popular, nacida en Huampuli en 1936; y a Fabiola Sobarzo, declarada Tesoro Humano Vivo en 2019 por su dedicación vital a la alfarería en greda.
Como parte de la riqueza del encuentro, también se vivió el Canto a lo Divino, una tradición cultural y religiosa que profundiza nuestra conexión espiritual con el legado campesino. Este momento se desarrolló en la histórica Parroquia de Portezuelo, creando un ambiente de profundo recogimiento y alegría, donde la fe y la poesía improvisada se entrelazaron, recordando el vínculo ancestral entre lo humano y lo sagrado.
La velada confirmó que la paya es un espejo fiel de la identidad chilena campesina. Como se destacó durante el evento, “recordar quiénes somos y por qué existen nuestras tradiciones no es solo un acto de memoria: es un acto de valoración profunda”. La paya permite reencontrarnos con nuestras raíces y escuchar en cada verso improvisado la historia, la lucha y la alegría de un pueblo.
Mientras haya un payador, una guitarra y un público que escuche, seguirá vivo el espíritu campesino que da identidad a Chile y, muy especialmente, a esta tierra generosa: Portezuelo.
